Comportamiento de los elementos celulares y moleculares del sistema inmune frente al daño muscular e inflamación

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La respuesta de los leucocitos a la inflamación inducida por el ejercicio puede resumirse en cambios en las concentraciones circulantes, que, como ya hemos comentado previamente, se deben fundamentalmente a la acción de las catecolaminas. La infiltración de los tejidos dañados, sobre todo el músculo esquelético y cambios funcionales en los leucocitos.

La infiltración de leucocitos en el músculo esquelético es un claro indicador de que los microtraumatismos inducen inflamación. Se han encontrado grandes cantidades de células inflamatorias en fibras musculares humanas dañadas por contracciones musculares excéntricas y tras esfuerzo físico de resistencia, como maratón. Se puede observar acumulación de neutrófilos en el músculo dañado a los pocos minutos después del daño, pudiendo permanecer durante 5 a 7 días. Los acúmulos de macrófagos se pueden detectar desde el primer día tras el ejercicio con un pico entre 3 y 14 días ejercicio (Córdoba y Álvarez Mon, 2001).

Los cambios funcionales en los leucocitos tras el ejercicio se centran fundamentalmente en la actividad fagocítica de los neutrófilos y la capacidad de producir citoquinas por parte de los monocitos. En general, se asume que existe una mejoría de la capacidad de fagocitosis tras un esfuerzo moderado, mientras que tras un esfuerzo extenuante se reduce la capacidad oxidativa de los neutrófilos. Durante el ejercicio se produce un aumento de los monocitos maduros en relación a los inmaduros, teniendo los primeros más capacidad de producir citoquinas inflamatorias.

 

  1. Córdova Martínez (2006), Serie blanca. Inmunidad y ejercicio físico, Fisiología del ejercicio (p. 307). PANAMERICANA (E.d.)